La belleza del tiempo: por qué tu filtro se vuelve blanco y cómo cuidarlo

La belleza del tiempo: por qué tu filtro se vuelve blanco y cómo cuidarlo

Con el paso del tiempo, es posible que empieces a notar pequeñas manchas blancas en la superficie exterior de tu filtro de cerámica. Lejos de ser un problema, este fenómeno natural es una muestra de cómo la cerámica interactúa con su entorno, envejeciendo —y embelleciéndose— con carácter propio.

¿Qué son esas manchas blancas?

Este efecto blanquecino se llama eflorescencia. Es la formación de pequeños cristales de sales minerales presentes en el agua. Cuando el agua atraviesa los poros de la cerámica y entra en contacto con el aire, estas sales se depositan en la superficie, generando ese aspecto blanco tan característico.

¿Es tóxico? Al contrario

La eflorescencia es totalmente inofensiva y forma parte del comportamiento natural de la cerámica. No afecta ni a la calidad del agua ni al funcionamiento del filtro. De hecho, es una señal de que el filtro está cumpliendo su función, permitiendo que el agua respire y se enfríe de forma natural —hasta 5 °C por debajo de la temperatura ambiente.

¿Cómo reducir su apariencia?

Si prefieres mantener un aspecto más limpio, puedes reducir la eflorescencia fácilmente:

  • Utiliza un paño humedecido solo con agua (nunca con jabón).

  • Frótalo suavemente sobre las manchas blancas en el exterior del filtro.

Evita el uso de detergentes o productos de limpieza, ya que podrían penetrar la cerámica y afectar el sabor del agua.

Un toque de autenticidad

Con el tiempo, cada filtro desarrolla una pátina única. Esta solera visual no solo habla del uso y del paso del tiempo, sino que aporta un encanto especial a tu fuente. Como ocurre con las piezas de barro cocido o las vasijas antiguas, los filtros de cerámica adquieren una belleza propia, conectada con la naturaleza y la nobleza del material.

Cuídalo, valóralo y deja que cuente su propia historia.